Hacer tus prácticas en la República Checa (y en Europa Central): la guía definitiva que me hubiera gustado tener antes de irme
Bueno, ya está. Tu práctica fue aprobada. Praga, Brno u Ostrava te esperan con los brazos abiertos. Si supieras cuánto te envidio en este preciso instante. Vas a embarcarte en una aventura que, créeme, te dejará recuerdos para años. No solo unas líneas en tu currículum o unas fotos en Instagram, no no: encuentros improbables, noches inesperadas, platos raros pero deliciosos, también dificultades (no vamos a mentir), y sobre todo: una versión un poco diferente de ti mismo cuando regreses.
Vamos, ahora que estamos entre nosotros, te voy a contar todo lo que hay que saber para vivir esta experiencia a fondo. Prepárate, va a ser largo, pero después de esto estarás listo para despegar.
Por qué la República Checa no es ninguna casualidad
Para ser franco, voy a ser honesto: cuando conseguí mi práctica allí, apenas conocía el país. ¿Praga? Ok. Kafka, la cerveza, la ciudad vieja con el reloj raro… y eso es más o menos todo.Pero la República Checa es mucho más que una postal bonita.
Ya desde el punto de vista económico, es impresionante. Muchas empresas internacionales se han instalado allí, y no solo para quedar bien en sus tarjetas de visita. Los salarios son competitivos (al menos para el país), el costo de vida es razonable (mucho más barato que en Francia, incluso en Praga), y sobre todo: trabajas en un ambiente muy profesional pero a menudo relajado.
¿Qué sectores están contratando?
- Turismo (obviamente)
- TI, desarrollo web, ciberseguridad
- Ingeniería (automotriz, industrial, etc.)
- Finanzas y contabilidad (gracias a los bancos suizos y austríacos que se mudan a Praga)
- Marketing digital (muchas startups)
A menudo trabajarás en inglés (incluso en empresas checas), así que si tu checo es casi nulo (como el 99,9 % de los practicantes extranjeros), no te preocupes.
La vida en la República Checa: mucho más que trabajo
La cerveza (obviamente)
Vamos a empezar con el tema sensible: la cerveza. Los checos están ENGANCHADOS. No en el sentido francés de “me gusta tomar una caña en la terraza”; no. Allí es casi cultural, casi sagrado.
Pronto descubrirás Pilsner Urquell, Staropramen, Budvar (la verdadera Budweiser original, nada que ver con la Bud americana), Kozel… Y sobre todo: alucinarás con los precios. Normalmente, una pinta cuesta menos que una botella de agua. Resultado: los afterworks rara vez terminan con agua simple.
Pero más allá de la cerveza, lo que más te marcará es el ambiente: los beer gardens en verano (Letná Park en Praga es legendario), las pequeñas cervecerías artesanales, las bodegas abovedadas escondidas en los sótanos, las noches improbables de karaoke cantando en checo aproximado…
Praga: un verdadero flechazo
Si estás en Praga (y sinceramente, muchos practicantes terminan ahí), prepárate para quedar boquiabierto. La ciudad es absolutamente magnífica.
- El Puente de Carlos al amanecer (sí, hay que madrugar para evitar las multitudes)
- El Castillo de Praga (y la vista que lo acompaña)
- Las callejuelas empedradas de Malá Strana
- Los bares a orillas del río Vltava en verano
- El muro de Lennon para tus fotos obligatorias en Instagram
Pero sobre todo: muy pronto encontrarás tus rincones especiales. Ese café hipster perdido donde practicas tu checo escuchando lo-fi. Ese pequeño restaurante vietnamita escondido detrás de un edificio soviético. Ese bar secreto detrás de una biblioteca (sí, existe).
Brno: la hermanita alternativa
Si tu práctica es en Brno, no hay celos. El ambiente es diferente al de Praga, menos turístico, más universitario, pero igual de genial.
Ostrava: la industrial en alza
Y si estás en Ostrava, prepárate para una vibra completamente diferente. Antigua ciudad industrial, ahora en plena renovación cultural.
Las estaciones: cada época tiene su encanto
Invierno: la magia bajo la nieve
El invierno en la República Checa es mágico. Los mercados navideños de Praga (y también de Brno) son increíbles. Luces por todos lados, vino caliente (svařák), pasteles de canela, decoración a la antigua.
Si estás entre diciembre y febrero, también puedes patinar sobre lagos congelados o esquiar a 1 o 2 horas de la ciudad. No es como los Alpes, pero la verdad es que cumple bien.
Verano: festivales y terrazas sin parar
El verano es cuando todo explota.
Fringe Festival en Praga (espectáculos callejeros, conciertos…)
Gran Premio de Brno (motos, muchas motos)
- Terrazas abiertas hasta altas horas
- Barbacoas improvisadas en los parques
- Noches en las orillas del Vltava
Bonus: el verano suele ser muy caluroso pero muy seco. Puedes disfrutar sin estar empapado en sudor como en Barcelona en agosto.
Escapadas de fin de semana
Esta es LA gran ventaja de la República Checa: estás en el corazón de Europa.
En 2 o 3 horas en tren o Flixbus, puedes ir a:
- Vienne (2h)
- Bratislava (2h)
- Budapest (4h)
- Berlin (4h30)
- Dresde (2h30)
Y claro, tus fines de semana estarán muy aprovechados.
Personalmente, mi viaje favorito sigue siendo Budapest: ambiente increíble, baños termales, ruin bars… Y la comida húngara es mucho mejor de lo que su reputación dice.
¿Y después de la República Checa?
Rumbo a Austria
Si te encantó tu práctica, ¿por qué no continuar con una en Viena?
Es la ciudad más agradable del mundo (no lo digo yo, son rankings muy serios cada año). Calidad de vida excepcional, arquitectura magnífica, seguridad, cultura omnipresente.
Los sectores que buscan son parecidos a los de Praga, pero también encontrarás muchas ofertas en banca, seguros, farmacéutica, ingeniería avanzada… y claro, turismo.
Un consejo: date una vuelta por el Tirol durante tus días libres, es absolutamente precioso.
Budapest: siempre subestimada
Y claro, está Budapest.
Allí tienes:
- baños termales a 40°C en pleno invierno
- ruin bars con música en vivo todas las noches
- paseos por el Danubio al atardecer
- arquitectura impresionante (el Parlamento es una locura)
Los precios siguen siendo accesibles, el costo de vida está bien, y sobre todo, la escena tecnológica está explotando. Si buscas prácticas en TI, Budapest es una excelente opción.
Algunos consejos muy prácticos (de experiencia real)
Alojamiento: empieza temprano la búsqueda. Facebook Marketplace y los grupos de expatriados son tus mejores aliados. Praga es obviamente más cara que Brno u Ostrava, pero sigue siendo razonable comparado con París.
Comida: prepárate el estómago. Goulash, knedlíky (grandes bolas de pan), sopa de ajo, trdelník dulce… No es ligero, pero está buenísimo.
Idioma: en la empresa, el inglés suele ser suficiente. Pero aprender algunas palabras en checo siempre se agradece. Un simple “Ahoj” (hola), “Děkuji” (gracias) y “Pivo prosím” (una cerveza, por favor) harán maravillas.
Transporte: el transporte público es súper eficiente, limpio, barato y puntual. Honestamente, no necesitarás coche. El tranvía en Praga es vida.
Moneda: República Checa = corona checa (CZK). Austria y Eslovaquia = euro. Hungría = forinto (HUF).
Burocracia: no hace falta visa (gracias a la UE), pero lleva tu tarjeta sanitaria europea y quizá un buen seguro internacional.
Un pequeño descargo realista antes de concluir
Claro, no todo es perfecto: te costará entender menús, te quejarás de algunos funcionarios (la administración checa es… digamos… tradicional), y a veces echarás de menos casa.
Pero eso es exactamente lo que hace que una práctica en el extranjero valga la pena. Aprenderás a adaptarte, a relativizar, a improvisar, a salir de tu zona de confort. Y créeme, esas habilidades valen más que el oro, mucho más allá de la experiencia profesional.
En resumen: ¡lánzate!
¿Vas a hacer prácticas en la República Checa?
Prepárate para vivir algunos de los meses más bonitos de tu vida.
Ya sea en Praga, Brno u Ostrava, descubrirás un país cálido, dinámico, festivo y sorprendente. Harás encuentros increíbles, probarás cervezas fabulosas, quizás incluso aprendas a descifrar algunas frases en checo… y sobre todo, crecerás como nunca.
Y si necesitas ayuda para organizar todo, encontrar tu práctica o simplemente tienes preguntas: contáctanos. Estamos aquí para eso.
¿Y después?
Una práctica en la República Checa es mucho más que un trabajo: es una aventura humana. Regresas con la cabeza llena de recuerdos, habilidades profesionales sólidas y una mente abierta enorme. Así que disfruta cada momento, y quién sabe, tal vez Europa Central se convierta en tu nuevo terreno de juego.
Europa Central te espera. ¿Listo para embarcar?