Las especialidades culinarias de Chipre: entre tradición, sol y grandes placeres gustativos


 

Hay destinos que elegimos por el paisaje, otros por el ambiente, y luego están los que acabamos adorando… por la comida. Y Chipre, claramente, pertenece a esta última categoría. Si aún no conoces esta pequeña isla frente al Mediterráneo, es el momento de interesarte, porque además de ser preciosa, sabe cómo hablarle a tu estómago.


 

Aquí no se come para sobrevivir, se come para disfrutar. Los platos son generosos, aromáticos, a menudo simples en apariencia, pero llenos de carácter. Te sientas, pruebas, sonríes, y sabes que vas a recordar ese momento. Entonces, ¿listo para un paseo gastronómico por Chipre? Ata tu servilleta al cuello, que nos vamos.

Una cocina nacida de la mezcla


 

Chipre es una isla que ha visto pasar a mucha gente a lo largo de los siglos: griegos, turcos, italianos, ingleses, y más. El resultado: en el plato encuentras un poco de todo eso. Y sin embargo, no es un simple collage. Es una cocina propia, con sus sabores, sus tradiciones, su identidad.


 

El punto común en todos los platos chipriotas? La frescura. Casi todo viene de la isla: verduras del huerto, hierbas que crecen en las colinas, pescado pescado esa misma mañana, aceite de oliva prensado en el pueblo de al lado… Es simple: aquí no se engaña. No hace falta decoración para Instagram ni platos demasiado elaborados: el sabor está ahí, crudo, generoso, verdadero.

Y luego está el sol. El clima influye muchísimo. Los tomates son rojos y jugosos, los pepinos crujen al morder, las aceitunas explotan en la boca… Es el tipo de lugar donde una simple ensalada se vuelve una experiencia gustativa. Y donde el aceite de oliva merece un capítulo entero por sí solo.

El famoso halloumi: el queso que no se derrite (y que igual adoramos)


 

Este merece una pequeña ovación de pie. El halloumi es un queso un poco raro al principio, porque tiene una particularidad: no se derrite al calentarlo. Puedes asarlo, freírlo, ponerlo a la parrilla, y se mantiene firme. Pero bajo esa textura un poco gomosa (sí, hay que gustar), se esconde una verdadera delicia salada, sobre todo cuando está bien dorado y crujiente por fuera.


 

Lo encuentras por todas partes en Chipre. En sándwiches, en mezze, en platos principales. A veces simplemente servido en un plato con un chorrito de limón, y es perfecto. Y sinceramente, aunque no seas muy fan del queso, dale una oportunidad. Puede que te sorprendas.

Los mezze: la trampa más deliciosa de la isla


 

Bueno, hablemos en serio: los mezze. Si no sabes qué son, imagina una mesa llena de platitos, todos más tentadores unos que otros. Y se supone que debes «probar un poco de todo», pero terminas lleno antes de que llegue el plato principal.


 

Los mezze no son solo un aperitivo. Son una comida completa, una institución, casi una filosofía. Te sientas, tomas tu tiempo, charlas, comes, repites, brindas, ríes… Es un ambiente acogedor, sin pretensiones, y honestamente, te pone de buen humor.


 

Entre los clásicos, encontrarás hummus, tzatziki, aceitunas, verduras marinadas, albóndigas, pescado, queso a la parrilla, ensaladas frescas, pan caliente… Y todo eso se comparte. Nadie tiene su plato personal, todos picotean juntos. ¿Y sabes qué? Eso es lo bonito.

¿Un poco de carne? Vas a quedar contento/a


 

Chipre no es solo para los fans de las verduras a la parrilla y el pescado. Si te gusta la carne, aquí encontrarás tu felicidad. Les gustan los platos guisados, las parrilladas, las carnes bien sazonadas, y sobre todo, las cocciones lentas que perfuman toda la calle.


 

La lountza 

Este nombre gracioso esconde una carne ahumada muy sabrosa: la lountza es cerdo marinado en vino tinto y luego ahumado. Se corta en lonchas finas, se mete en un sándwich con halloumi, o se sirve como entrada. Es simple, eficaz, y si te gusta el sabor ahumado, te vas a enamorar.


 

Los sheftalia 

Aquí hablamos de cerdo bien generoso. Los sheftalia son como pequeñas albóndigas o salchichas, especiadas y asadas a la parrilla. Son jugosos, aromáticos, no muy secos, y a menudo se sirven en pan pita con limón y algo de crudités. Puedes comer 3 o 12, que entran solos. Y créeme, los locales saben hacerlos como nadie.


 

Los loukanika 

¿Otra salchicha? Sí, pero no cualquier salchicha. Los loukanika son salchichas con vino tinto y semillas de cilantro. Solo el olor cuando se cocinan te abre el apetito. Son un poco rústicas, muy sabrosas, y perfectas con una cerveza fría en una terraza.


 

El ofto kleftiko 

Este plato es todo un arte. Cordero cocido muy lentamente, a menudo en un horno de barro, con patatas, ajo, limón, hojas de laurel… La carne está tan tierna que se deshace sola con el tenedor. Una verdadera delicia. Y el nombre viene de una vieja historia: los «kleftes», bandidos que cocinaban su carne en fosas para no ser descubiertos. Como ves, las recetas más sabrosas a veces nacen de las dificultades.

¿Y los dulces?


 

Si todavía tienes un poco de espacio, puedes probar los postres chipriotas. Suelen ser muy dulces, muy aromáticos, con mucha miel, frutos secos, masa filo… No son ligeros, pero sí muy reconfortantes.

Los loukoums 

¿Conoces esos pequeños cubos dulces cubiertos de azúcar glas que a veces te ofrecen con un café? Aquí los hacen en casa, a menudo aromatizados con rosa, limón o bergamota. Se pegan un poco a los dientes, es cierto, pero son muy suaves. Y tienes la sensación de estar en una vieja película oriental.


 

El galaktoboureko 

Un nombre imposible de pronunciar, pero un verdadero placer. Es una especie de milhojas de sémola empapado en almíbar de limón. La mezcla entre el crujiente de la masa y la suavidad de la crema es simplemente perfecta. Y si lo acompañas con un café griego pequeño, aún mejor.

El vino: para no perderse


 

No se habla suficiente de ello, pero Chipre también es un país de vino. ¡Y no desde ayer! Producen vino desde la antigüedad. De verdad. Algunos viñedos tienen más de 4000 años. Y la tradición sigue muy viva.

La Commandaria 

Este vino dulce es la estrella local. Hecho con uvas que se dejan secar al sol, es dulce, muy aromático, y perfecto para acompañar un postre o un buen queso. Se dice que Ricardo Corazón de León lo bebió en su boda. Si eso no es prueba de calidad…

Los pequeños productores

Hoy en día, puedes visitar muchas bodegas por las montañas, probar diferentes variedades locales (como el Xynisteri o el Maratheftiko), y charlar con los viticultores. A menudo son pequeñas explotaciones familiares, pero con verdadero saber hacer y mucha pasión. Una buena manera de aprender más sobre la isla mientras disfrutas de una copa.

¿Dónde comer, concretamente?

Si quieres comer local, evita las grandes cadenas o los restaurantes demasiado turísticos. Lo que necesitas son las tabernas.

Las tabernas: la vida real

Las tabernas son restaurantes familiares, no muy caros, a menudo fuera de las calles principales. Te sientas, te sirven un mezze sin siquiera preguntarte qué quieres, y te dejas llevar. Los camareros son adorables, a veces un poco desbordados, pero siempre sonrientes. Y la comida es deliciosa, abundante, hecha con amor.

Cafés y snacks

Para comer rápido y bien, también puedes parar en pequeños snacks o cafés. Sándwiches de halloumi, souvlakis, keftedes… Es simple, barato y a menudo muy bueno. Y como bonus, puedes charlar con los locales, leer el periódico del día y observar a la gente. Una buena forma de sumergirte.

En serio, Chipre es un país para comer

Lo habrás entendido: si vas a Chipre, no hagas dieta. Sería un crimen. Déjate llevar, prueba todo, come con las manos, déjate invitar, cocina con la gente… Es una forma diferente de descubrir el país.

Y si además vas a hacer una pasantía, ¿te imaginas? Trabajas, descubres la cultura, conoces gente… y comes bien, todo el tiempo. Bastante buena combinación, ¿no?

Entonces, ¿qué esperas? Si quieres vivir esto de verdad, podemos ayudarte a organizar tu pasantía allí, encontrarte una taberna donde convertirte en cliente habitual, y guiarte en tus primeras mordidas de halloumi. Escríbenos, te llevamos.