Noruega para tus prácticas: bueno, tenemos que hablar.

Sinceramente, si estás aquí leyendo esto, es porque ya tienes la idea rondando en la cabeza: “¿Y si hago mis prácticas en Noruega?”. No te voy a mentir: es una idea genial. Pero, como en todas las buenas historias, antes de lanzarte, tenemos que hablar un poco. Para que no te vayas a ciegas, sino bien consciente de lo que te espera. Porque Noruega no es solo bonitos fiordos y auroras boreales. Es mucho, mucho más.

Venga, ponte cómodo. Te llevo en el recorrido. Al final, sabrás exactamente dónde te estás metiendo.

Primero, dejemos las cosas claras: sí, Noruega es un país increíble

No, en serio. Si te gusta la naturaleza, vas a disfrutar muchísimo. Montañas que caen literalmente al mar, lagos enormes con aguas cristalinas, bosques interminables… y esos famosos fiordos que ves por todo Instagram. Pero en la realidad son aún más hermosos. Las fotos no les hacen justicia. Cuando lo veas con tus propios ojos, te quedarás sin palabras.

¿Te imaginas levantarte por la mañana, correr la cortina y ver un fiordo con las nubes flotando sobre el agua? No es broma, es su día a día.

Y luego están las auroras boreales. Esas olas verdes y violetas que se mueven en el cielo como en un sueño. Es algo que te deja impresionado la primera vez. Sales a tomar aire y, de repente, ¡BAM!, el cielo se ilumina. Parece una película.

Y sinceramente, no pasa solo una vez durante tu estancia. Si estás allí varios meses, acabarás viéndolas varias veces en la temporada. Pero créeme, siempre impresiona. Incluso la tercera vez, sigues sintiéndote como un niño viendo fuegos artificiales.

Pero Noruega no es solo bonita. También es súper segura, súper limpia, súper organizada. Te darás cuenta enseguida de que todo funciona perfectamente aquí. Sin estrés, sin bocinazos, sin caos. La gente es tranquila, respeta todo: los peatones, la naturaleza, los horarios… incluso a ti.

Incluso en la ciudad, parece que estás rodeado de naturaleza. Puedes terminar tu jornada de trabajo y, 15 minutos después, estar paseando tranquilamente por el bosque. ¿Quién puede decir eso en casa? Muy pocos.

Pero ahora, hablemos del presupuesto.

Porque sí, no nos vamos a engañar, todo esto tiene un precio. Noruega es bonita, pero es cara. Muy cara. Probablemente uno de los países más caros de Europa, si no el más caro.

¿Tu alojamiento? Una habitación en piso compartido en Oslo te costará fácilmente entre 700 y 900 euros al mes. Y hablamos de una habitación simple, no de un lujo con vistas al fiordo. ¿La compra? Lo mismo. Aunque vayas con cuidado, gastarás entre 80 y 100 euros por semana. Y sin darte grandes caprichos. ¿Quieres comerte una hamburguesa de vez en cuando? Prepara 20 euros. ¿Una cerveza? Cuenta con 10 euros. Sí, duele.

Incluso cocinando en casa, los precios siguen siendo altos. ¿El salmón? Muy bueno, súper fresco, pero caro. ¿Las verduras? Igual. Hay que aprender a encontrar ofertas y aceptar comer lo mismo dos o tres veces por semana para equilibrar el presupuesto.

Al menos el transporte público es súper limpio y puntual. Tomarás tranvía, autobús o tren sin problemas, pero aun así te costará entre 80 y 90 euros al mes el abono.

Y luego están los extras. Las salidas de fin de semana, excursiones, museos (y hay algunos increíbles), festivales de música en verano (que son espectaculares)… Todo eso también suma.

Así que, en general, si quieres estar tranquilo y disfrutar de tu estancia sin tener que calcular cada gasto, debes prever un presupuesto de al menos 1200 euros al mes. Con menos es posible, pero acabarás contando los céntimos en vez de descubrir el país. Y estamos de acuerdo: sería una pena cruzar Europa para quedarte encerrado en casa por miedo a gastar 20 euros en una salida.

Ahora que hemos vaciado la cartera, hablemos de las cosas realmente geniales.

Porque sinceramente, a pesar del presupuesto, Noruega sigue siendo uno de esos países donde tus prácticas pueden convertirse fácilmente en una experiencia increíble.

Primero, la gente. Los noruegos, al principio, te parecerán un poco fríos. No hay grandes abrazos, ni “¿cómo estás?” cada dos minutos. Pero una vez que te conocen un poco, son encantadores. Muy respetuosos, muy tranquilos, siempre dispuestos a dar un paseo, hacer una barbacoa junto al agua o una excursión improvisada. Viven mucho al aire libre, llueva, nieve o haga sol. Pronto te acostumbrarás a este estilo de vida tan conectado con la naturaleza.

También son muy deportistas. Los fines de semana los verás por todas partes: algunos en kayak, otros de senderismo, otros haciendo esquí de fondo. Incluso los niños pequeños esquían en cuanto aprenden a caminar. Es su cultura. Y es muy inspirador, ya lo verás.

Y su forma de trabajar… nada que ver con la nuestra. Aquí todo es muy horizontal: no hay jefes que gritan, ni jerarquías pesadas. Trabajas y confían en ti, punto. Los horarios se respetan, nadie te mirará mal por salir a tu hora. En resumen, un entorno de trabajo muy sano.

Algunas curiosidades jugosas sobre Noruega (que te encantará contar).

Venga, te comparto algunas joyitas para que vayas entrando en ambiente antes de partir:

Primero, debes saber que Noruega es tan rica que casi no saben qué hacer con su dinero. Bueno, hablando en sentido figurado. Gracias a su petróleo y a su increíble gestión de los recursos, tienen uno de los fondos soberanos más grandes del mundo. El país está forrado, pero sin presumir. Aquí nadie conduce un Ferrari: prefieren una buena bicicleta eléctrica.

Luego, prepárate para disfrutar de cruzar la calle. En Noruega, en cuanto pones el pie en un paso de peatones, los coches se detienen al instante. No hace falta lanzar miradas asesinas a los conductores como hacemos en casa. Aquí es automático. Frenan incluso si todavía no has decidido cruzar.

Otra curiosidad: los padres tienen seis meses después del nacimiento para elegir el nombre de su bebé. ¿Te imaginas? Durante seis meses el niño no tiene nombre oficial. Y si después de ese tiempo no han elegido uno, el Estado lo hace por ellos. Práctico, ¿no?

Ahora hablemos de café. Los noruegos lo beben como locos. Son el segundo mayor consumidor de café del mundo. Y todo viene de un antiguo acuerdo comercial con Brasil, donde intercambiaban bacalao por café. El resultado: hoy en día, todos funcionan a base de cafeína de la mañana a la noche.

Ah, y un pequeño detalle de cortesía que adoptarás rápido: después de una comida, agradeces al cocinero con un simple «Takk for maten» (gracias por la comida). Es sencillo, pero básico allí.

En cuanto al trabajo, hay cosas realmente interesantes por hacer.

Profesionalmente, Noruega es ideal para muchos sectores. Si te interesan las energías renovables, la ecología o las ciencias marinas, es prácticamente el paraíso. Están muy avanzados en estos temas.

El turismo también está en auge, sobre todo en verano. Si te manejas bien con los idiomas y la atención al cliente, hay muy buenas oportunidades en agencias de viajes, cruceros por los fiordos y hoteles. Y en el ámbito educativo, hay bastantes colegios internacionales y guarderías bilingües que buscan becarios extranjeros.

Eso sí, no te hagas muchas ilusiones con los sueldos. Las prácticas remuneradas son bastante raras. Pero gracias al programa Erasmus+, puedes obtener becas que te ayudarán bastante a cuadrar el presupuesto. Y en eso, por supuesto, estamos aquí para ayudarte.

Antes de partir: el CV, tu arma secreta.


 

Última recta antes de la gran partida: tu CV. Aquí no se permite enviar algo improvisado. Debe estar en inglés, bien estructurado, limpio y adaptado a lo que buscan los reclutadores noruegos.

Por eso trabajamos el CV contigo desde el principio. Aunque pienses que está bien, siempre encontraremos cosas que mejorar, experiencias que destacar, habilidades que incluso tú habías olvidado. Porque entre tus trabajos de verano, voluntariados, pequeños proyectos, idiomas… suele haber mucho más que contar de lo que crees.

Una vez allí, es cuando empieza la verdadera diversión.


 

Vas a adaptarte rápido. Descubrirás otra forma de trabajar, conocerás compañeros simpáticos, mejorarás tu inglés (y quizás incluso aprendas unas palabras de noruego, solo por diversión).

Por supuesto, habrá momentos un poco más duros. Algo de nostalgia, diferencias culturales, días en los que solo querrás comer un buen plato de pasta como el de mamá. Pero eso forma parte del viaje. Y tranquilo, nosotros estaremos ahí para apoyarte durante todas tus prácticas. Nunca tendrás que afrontarlo solo.

Y te garantizo que, cuando regreses, hablarás de ello durante años.